Por Hector Williams Zorrilla, psicólogo y profesor universitario
Lo expresaré desde el inicio de este escrito coto sobre la gratitud: la GRATITUD no consiste en acordarnos de dar GRACIAS solamente cuando tenemos bonanzas económicas, excelentes relaciones con las personas que amamos, buena salud física y psico-emocional, una próspera carrera profesional, y un trabajo o empleo que nos satisface...
La GRATITUD se extiende más allá de estas expresiones, es una práctica espiritual que no admite la hipocresía de sus practicantes.
La fuente real de la GRATITUD emana y se origina en y/o de la creencia en la ABUNDANCIA infinita e ilimitada del universo. Ella está vestida de la idea de que, no existen límites, carencias ni necesidades en un universo infinitamente abundante.
Lamento decir esto, pero a las personas con arraigadas creencias en la necesidad y la carencia del universo les resulta muy difícil vivir la práctica espiritual de la GRATITUD. No se puede creer y practicar la carencia y necesidad en la vida diaria, y al mismo tiempo ser y vivir como una persona agradecida, rebosante de gratitud y de apreciación por la abundancia de la vida.
Y esa posición no tiene nada que ver con poseer muchas o pocas “cosas” o bienes físicos. No es un asunto de “pobreza y carencia de cosas materiales”, porque la gratitud no fija sus ojos en estos asuntos.
La verdadera GRATITUD no observa y percibe lo que falta o las carencias, porque la GRATITUD no observa ni percibe carencias ni necesidades.
La verdadera GRATITUD se enfoca y bendice lo que se posee y disfruta, y lo hace, no solo por el hecho de tener la oportunidad de disfrutarlo, sino, por la GRATITUD de poderlo disfrutar, y la actitud de poder apreciar la emoción de la gratitud.
Tengo que aclarar que, la verdadera GRATITUD no es pasiva ni sumisa, y mucho menos, una pose y actitud de falsa humildad.
Todo lo contrario, la verdadera GRATITUD es una creencia espiritual revolucionaria, avanzada, y pro activa, que posee el poder de despojar a la “realidad” de su espejo perceptivo ilusorio que cree en la limitación, la necesidad, y la carencia, en un universo que es infinito e ilimitado.
Es debido al despojo de esta máscara perceptiva limitante, que la verdadera GRATITUD no se lamenta, ni se queja, ni se hace víctima de nada ni de nadie.
Y además, la verdadera GRATITUD no es orgullosa, ni mucho menos jactanciosa, ni tampoco cree que existen seres humanos especiales y “escogidos por los dioses” para ser y hacer mejores que otros seres humanos sobre el globo terráqueo.
La verdadera GRATITUD sencillamente cree, practica, y vive la ENERGÍA de la ABUNDANCIA para todos, en el diario vivir de todo ser vivo que habita el universo.
La verdadera GRATITUD es una práctica espiritual que no depende necesariamente de lo que los sentidos físicos perciben hacia afuera cuando se activan.
La verdadera GRATITUD simplemente acepta lo que es, da gracias por ello, y abre las puertas para que algo mejor entre a la vida, porque ella cree y practica la abundancia infinita e ilimitada del universo.
La verdadera GRATITUD es un río de agua fluyente, nueva, y renovada cada segundo, no una laguna estancada con agua sin movimiento ni renovación.
La verdadera GRATITUD es un océano de posibilidades infinitas, no un lago restringido.
La verdadera GRATITUD es un espacio ilimitado, abierto, y libre, no un hotel de lujo para vacaciones con habitaciones pre-fabricadas.
La verdadera GRATITUD es un estado del ser (self), no una mera sensación de bienestar pasajera y temporal con la idea de poseer “cosas” o estatus social.
La verdadera GRATITUD es una montaña inamovible que se lleva dentro, no un huracán transitorio guiado por los vientos.
La verdadera GRATITUD es una creencia que se basa en la ENERGÍA ABUNDANTE e infinita del universo.
La verdadera GRATITUD se expresa así: yo soy abundancia, tú eres abundancia, todos somos abundancia. Por tanto, tu abundancia no me quita mi abundancia, ni mi abundancia te depriva a ti de la tuya. Todos somos abundancia, porque la abundancia es la esencia de la vida, no la carencia ni la necesidad.
Para la verdadera GRATITUD, dar gracias, gracias, gracias, es un acto espiritual tan natural como respirar, y la apreciación de todas las cosas fluye con la respiración.
La verdadera GRATITUD trae y produce más situaciones, circunstancias y personas por las cuales estar más AGRADECIDO.
La verdadera GRATITUD es un pozo hondo y sin límites.
La verdadera GRATITUD es la cúspide y el pináculo del bienestar espiritual, emocional, psicológico y socioeconómico, que la psicología 101 denomina excelente SALUD MENTAL.
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