En el proceso del desarrollo humano existen dos (2) momentos de grandes descubrimientos que marcan el resto de la vida en cada ser humano.
Primer descubrimiento: los/as niños/as descubren que están separadas/os de los objetos que los rodean. Originalmente, ellas/os se perciben unidas y conectadas/os inseparablemente a todas las cosas y los objetos, incluyendo las personas y los animales.
Es debido a esta realidad cognitiva y perceptual, que los/as niños chocan con todo lo que encuentran aún después de saber caminar perfectamente sobre sus pies. Ellas/os se perciben como si fueran la mesa, la silla, la pared, la madre, el perro, y no como intidades propias y separadas.
Hasta que, en ese maravilloso proceso del desarrollo humano, las/os niñas/os descubren, alcanzan y logran ese momento milagroso de diferenciación de su propia identidad separada de todo lo que los/as rodea. Cuando esto sucede, ellas/os saben que poseen identidad propia separada de las cosas, objetos y personas que los/as rodean.
Segundo descubrimiento: en un momento en la pre-adolescencia o fase puberal, los/as niños/as descubren que sus padres NO son dioses y diosas perfectos e inmaculados. Y que es todo lo contrario: los padres son seres humanos que han cometido y siguen cometiendo errores en la vida. Esa es la razón principal por la que millones de adolescentes no creen que sus padres deben decirle a ellos cómo vivir sus vidas. Los adolescentes razona y piensan que, “mis padres son seres humanos imperfectos, no dioses y diosas, y ellos han vivido y continúan viviendo sus vidas cometiendo ‘errores’...que me permitan a mí cometer mis propios ‘errores’ en mi propia vida..” en otras palabras, si los padres no son dioses inmaculados, entonces ellos solo tienen derecho a vivir sus propios vidas, no las vidas de los hijos que han procreado sin pedir permiso para hacerlo.
Ambos descubrimientos son saludables para el desarrollo humano, y solo se necesita aprender a manejarlos con homeostasis y balance bio-psico-social. Los padres juegan un papel importante para colaborar con el proceso del desarrollo infantil y permitir que esta homeostasis suceda progresivamente.
Pero traspasar el egocentrismo infantil no significa dejar al niño/a abandonado/a en el vacío de las inseguridades de la falta de auto amor o amor propio.
El auto amor o amor propio es un componente clave y esencial de la autoestima y la vida y relaciones humanas saludables.
Tu auto amor o amor propio te permite creer en ti, poner límites o barreras físicos y psico-emocionales y aceptar tu auto valor intrínseco.
Tu auto amor o amor propio te ayuda a descubrir, reconocer y aceptar tus talentos o habilidades especiales, y perseguir su realización en tu historia de vida. Así que, si posees el talento para la música o el arte o las ciencias o cualquier otra área, tu auto amor te provee de la motivación intrínseca para perseguir y realizar tus metas talentosas.
Tu auto amor o amor propio influye en todas las formas y tipos de tus relaciones humanas, sean estas amorosas o románticas, de amistades, profesionales...
Tu auto amor o amor propio te permite poseer y expresar una identidad personal y social robusta, saludable, estable y libre de inseguridad psicopatológica, enfermiza y dependiente de las opiniones de otros.
Tu auto amor o amor propio saludable te permite vencer las inseguridades y los miedos que te impiden vivir tu identidad a plenitud.
Tu auto amor o amor propio está intrínsecamente conectado a las percepciones de identidad corporal y psicológica que tú posees de ti. Cuando tú te provees a ti mismo/a de auto amor, se te facilita saber quién eres, qué quieres recibir de la vida y de quién, cómo amar y dar amor, por qué amar y recibir amor, para qué amar, de dónde viene el amor que tú deseas recibir, y reconocer si el amor que te ofrecen es la calidad de amor que tu propia identidad desea recibir.
El auto amor o amor propio es el antídoto principal para sanar los apegos afectivos psicopatológicos y enfermizos.
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